viernes, 6 de junio de 2008

El alma de las cosas

LA CONCIENCIA DE MI SER Y MI DESTINO

La cuestión que vamos a abordar en este trabajo versa sobre la idea del alma de las cosas, o, dicho de otro modo, acerca del alma del mundo. Se trata de una vieja idea de los griegos que presenta diversos aspectos de interés de entre los que vamos a destacar el que se refiere a la interconexión de todas las cosas. Nuestra percepción habitual, nuestra costumbre, nuestros impulsos mentales, el diablo de nuestra mente discursiva, nos hace ver, por ejemplo, un árbol como un ente individual, como algo separado, aislado. Sin embargo, si reflexionamos un poco más a fondo, si no dejamos que nuestra percepción se deje arrastrar por los prejuicios, nos daremos cuenta que ese árbol, que parece un ente individual, aislado, requiere para su existencia de los minerales que le aporta la tierra. Esa tierra para estar enriquecida necesita de toda clase de desechos, de átomos, de seres que han tenido vida y que se están descomponiendo en ella. Necesita, por otra parte, del agua, del sol. En definitiva, veríamos que algo que parece tan individual, algo que percibimos como un ente aislado es, en realidad, algo en lo que interviene todo el universo. Tomar conciencia de esto, de alguna manera, nos pone en conexión con esta idea del alma del mundo.
EL ALMA DE LAS COSAS: CONCIENCIA DEL SER Y DE MI SER
Traer aquí este tema del alma de la cosas cobra sentido en tanto nos remite al hecho de que podemos tomarnos las cosas simplemente como un objeto o, por hacer un juego de palabras, como un obstáculo que se nos pone delante (ob-yectum), o bien, que es posible otra perspectiva, otra manera diferente de abordar la vida. Ésta consistiría en no tener en cuenta estos prejuicios de los que hablábamos antes y tomar estas cosas, estos objetos, estos aparentes obstáculos, como una ocasión para dar lo mejor de nosotros mismos. Es decir, que ante aquello que vivimos como exterior tenemos esta alternativa: o bien, vivirlo como tal exterior, en consonancia con lo se plantea en nuestra educación, o nuestra des-educación, habría que decir, tal vez, o bien, podemos, por el contrario, tomar lo exterior, tomar esos objetos como una ocasión para sacar lo mejor de nosotros mismos, valiéndonos de ellos como un tema o una materia de desarrollo de nuestra propia potencialidad. Me refiero a esas potencialidades que están dormidas dentro de nosotros y que no nos atrevemos a sacar, a expresar. Esta segunda posibilidad nos llevaría a entender la vida como un corresponder. De alguna manera, el alma de las cosas nos estaría llamando, sobre todo, a entender el ser que subyace detrás de las cosas. Si bien, podríamos decir que, de alguna manera, "hay las cosas", los objetos, los entes, en definitiva, "las cosas que son", también cabría decir que mucho más importante que "las cosas que son", mucho más importante que mi propia percepción subjetiva, sería el darme cuenta de este espacio en que las cosas aparecen, de esta gran claridad que permite que las cosas surjan. Y aquí nos situamos ya ni más ni menos en la pregunta por el ser.
Por tanto, yo diría que este alma de las cosas o del mundo nos remite inmediatamente a esta gran cuestión, a esta pregunta que es la pregunta por el ser. Pero "el ser", muchas veces, en Occidente, se ha confundido con el ser supremo, con el sumo bien, en otras palabras, con un señor de barbas que tiene todas las grandes virtudes y que está en el cielo. Con esto hemos confundido la pregunta por el ser con un Gran Ente y nos hemos dedicado a investigar el gran objeto, perdiéndonos por contrapartida lo más interesante de la vida que es esa pregunta por el ser, por esa gran claridad que hace posible que en este momento, estemos leyendo este texto, viendo esta pantalla, esta habitación, etc. Pero todo esto se da dentro de esa posibilidad, de ese ser, de esa gran claridad que es la que nos posibilita ser conscientes en este momento, de que estamos viviendo.
LA CONCIENCIA DEL VIVIR AQUÍ Y AHORA: NO VIVIR EN EL AYER NI EN EL MAÑANA
Podríamos decir, que estar atentos a este corresponder al alma de las cosas, sería también estarlo a nuestra capacidad de intuición y, en definitiva, supondría dejar de vivir en ese planteamiento de estrategias, en esa constante dilación.
Cuando somos estudiantes estamos esperando el día de nuestra licenciatura. Al fin nos licenciamos y estamos esperando el día que tengamos una buena pareja. Cuando lo logramos estamos esperando el día que tengamos un buen trabajo. Cuando lo obtenemos estamos esperando la jubilación… En definitiva, este vivir dentro de los impulsos mentales es en realidad, un "no vivir". Por el contrario este corresponder con el alma de las cosas sería estar atento a lo único que existe, a lo único de lo que tenemos evidencia, que es nuestra propia intuición, nuestra propia vivencia en el aquí y ahora. Es esta actitud la que nos puede llevar a desarrollar esta potencialidad, a entender esta segunda acepción que decíamos de la vida de los objetos, lo que se me pone enfrente, como una posibilidad de desarrollarme interiormente, de sacar lo mejor de mí. En consecuencia pasaríamos de actuar como alguien demandante, alguien que está continuamente exigiendo cuentas, a todo lo contrario, es decir, a actuar como una fuente de creatividad.
LA COMUNICACIÓN MULTIMEDIA Y LA BÚSQUEDA DE SENTIDO
Entonces se plantea la siguiente cuestión: ¿Nos ayuda la sociedad de hoy con toda la tecnología, las facilidades para la comunicación, etc. a vivir conectados con nosotros mismos, nos ayuda a ser nosotros mismos o nos mantiene en esa alienación? Creo que podríamos enlazar con el tema siguiente que es el que nos va a precipitar estas claves . Yo diría, en primer lugar, que diablo sería lo contrario que símbolo. Yo no sé si esto de símbolo en la Antigüedad era este sello que se daba cuando nos separábamos y que servía como señal para cuando nos volvíamos a unir, para cuando volvíamos a recuperar esta proximidad, este de tú a tú. En ese momento, nos tratábamos con esta afectividad, con esta gana de dialogar y entonces juntábamos estas dos partes del símbolo. Símbolo es esa unidad, esos dos contrarios que se complementan y se necesitan, y, diabolo es justo lo contrario. "Sin" significa unir, "dia" significa separar. Baste recordar ese episodio tan bonito de los evangelios donde Jesucristo hace un exorcismo a un endemoniado y le pregunta el nombre al demonio que lo posee y le dice: mi nombre es multitud. Entonces yo diría que ese diábolo o ese diablo sería la disociación. Podría decirse que ese hombre sin atributos o ese paseante que yo creo que todos hemos sido alguna vez, muestra esa disociación interna, esa incapacidad de vivirnos realizados, de vivirnos plenos, al menos esa es mi vivencia y creo que la de muchas personas cercanas a mí. De alguna manera, este es un arquetipo del hombre contemporáneo, de este hombre que dramáticamente siente que no puede tomar ningún compromiso y que siente, y esta es precisamente la clave, la falta de sentido. Se han hecho tablas de las necesidades humanas y parece que, como por sentido común, establecemos como prioritarias, aquellas necesidades de mantenimiento del cuerpo ¿en dónde o qué vamos a cenar hoy? Sin embargo, aún siendo esto a nivel general cierto, uno de los grandes problemas actualmente del mundo y de lo que nos puede causar más alienación precisamente es el desequilibrio. Dicho de otro modo, aún siendo ciertas estas necesidades, cabe mencionar aquí, que personas que han vivido experiencias extremas como el internamiento en campos de concentración han salido adelante comiendo a diario una sopa de agua, prácticamente y lo que les daba fuerzas para vivir era conocer el sentido de la vida, el haber encontrado el sentido.
EL PROBLEMA DEL SENTIDO DE LA VIDA : EL MITO DE FAUSTO.
Entonces, yo diría que, sobre todo y ante todo, el problema del ser humano contemporáneo, el problema de todos nosotros es la búsqueda del sentido. Y en esta búsqueda de sentido, al menos la propuesta inicial que quiero manejar es la propuesta del drama de Goethe: "Fausto". Vamos a proyectar un poco el escenario. En el escenario, yo sí que ya no sociológicamente sino ya vitalmente diría ¿cuál es el problema de nuestras vidas? Y el problema de nuestras vidas efectivamente es el mal. Pero no el mal entendido como un señor con cuernos y que te pincha con un tenedor, sino el mal entendido como eso que me pincha por dentro, esa inquietud, ese estar a disgusto, que creo que todos hemos experimentado alguna vez. Fausto es un planteamiento de ese problema, del problema del mal, de lo que me angustia, lo que me falta, sea lo que sea, el no estar completo, el sentirse a disgusto. Fausto comienza como en una imitación del libro del Génesis, que es al mismo tiempo una imitación del evangelio de San Juan.
Tanto el Génesis, como el evangelio de San Juan comienzan: "en el principio". Esta expresión constituye la primera fenomenología, lo primero que hacemos cuando nos sentimos mal: intentamos buscar este origen, ¿dónde está este origen del mal?, ¿a partir de qué momento queremos buscar la etiología?, ver ¿de dónde nos viene todo este mal, toda esta inquietud, este sufrimiento que nos está moviendo? Y en este principio, nos dice el Fausto de Goethe era la acción, era el logos. No nos vamos a meter con la difícil traducción de esta palabra griega, que a veces se ha traducido como el verbo. Pero Fausto dice "en el principio era la acción". La primera acción que se sitúa en el Fausto, de igual modo, que en el libro de Job, es la interrogación sobre la raíz del mal. Se trata de ese diálogo entre Dios y el diablo, donde el diablo aparece de alguna manera como un servidor de Dios. Este drama, esta escena es tan arquetípica, que aun no siendo ninguno de nosotros Fausto, nos está diciendo algo simbólicamente, nos está haciendo conectar con una situación en cierto modo familiar.
EL SABER MUNDANO EXTERIOR: EL SUFRIMIENTO DE LA RAZÓN.
Fausto sufre, y quiere saber la razón de su sufrimiento, quiere saberlo todo. Es, de alguna manera, este intelectual que quiere vivir hipotéticamente, que se pone ante la vida y no encuentra mejor solución que coger el manual de empleo de la vida y ver, del mismo modo que vemos en los suplementos semanales los consejos que vienen. Esto mismo es lo que quiere hacer nuestro Fausto, sólo que en aquella época no tenían suplementos semanales y entonces se dedica a investigar en los libros antiguos. Y tanto sufre nuestro buen hombre, que acaba invocando al diablo y le dice: "oye diablo, yo a cambio de un solo instante de plenitud, te vendo mi alma por toda la eternidad. Pero tengo que vivir un momento en el que me sienta totalmente satisfecho" y el diablo dice: "el cliente siempre tiene la razón" y le concede toda clase de poderes. A Fausto al principio no se le ocurre más que cosas un poquito infantiles: "quiero ver árboles que en lugar de frutos empiecen a crecer hacia abajo" y cosas de lo más inverosímiles. En la segunda parte del drama, Fausto comienza a conocer toda clase de maravillas. Se instala en el período de la gran política donde se hace consejero de un rey; inventa el dinero, donde antes se pagaba con oro; se hace un político famosísimo, exitosísimo que gana todas las elecciones; trae a la prensa de calle etc. Etc. Pero sin embargo, Fausto no encuentra esa plenitud. Entonces el diablo Mefistófeles lo intenta con otra cosa. Le lleva a la Antigüedad griega y allí conoce a los grandes sabios, la sabiduría sobre la física, sobre cómo se formó el mundo, le hace ver cómo se forman las estrellas, cómo dan vueltas los diferentes mundos, cómo surgen las aguas. Pero en esta sabiduría exterior el pobre Fausto sigue siendo un infeliz, un hombre sin atributos. Así hasta que dice: "vamos a probar con el amor". Entonces Mefistófeles resucita a Elena, la mujer más hermosa de la Antigüedad , la que provoca guerras y lo intentan una temporada. Tienen una criatura, que es el Arte Moderno pero no son felices, en absoluto.
EL SABER PRÁCTICO: LA RESOLUCIÓN DE PROBLEMAS SOCIALES. LA FELICIDAD CONSISTE EN EVITAR EL PESAR AJENO COMO CASTIGO Y SALVACIÓN
Al final de toda una serie de peripecias, el Rey, dado que Fausto ha sido tan buen servidor le concede unos terrenos que tienen una pega y es que se ven periódicamente invadidos por el mar. Y es en ese momento, cuando Fausto, todo aquello que ha aprendido, todos estos conocimientos que ha recopilado en su inquietud, en este deambular por las calles viendo los escaparates, sintiendo la pena en el corazón y repasando los libros, se da cuenta de que los habitantes de estos Países Bajos tienen también su angustia, porque ven periódicamente su país anegado por las aguas. Es entonces cuando Fausto utiliza su conocimiento para construir unos diques y canalizar el agua, de manera que los habitantes de su territorio van a ser felices, se van a ver libres de este mal. Y es precisamente ese momento, cuando Fausto está en el entusiasmo de esta tarea, cuando se da cuenta de que él está canalizando la inquietud de todas esas gentes y está contribuyendo a su felicidad, el momento en el que él mismo experimenta ese instante de felicidad y, por lo tanto, según el contrato mercantil firmado con el diablo, que como sabéis es inviolable, su alma queda inmediatamente condenada por toda la eternidad. Pero le llega el momento de revisar el libro de cuentas y en éste aparece por un lado que este señor ha vendido el alma al diablo, pero, por otro, también se aprecia que es alguien que ha ayudado a muchas personas, que ha hecho que estas personas puedan vivir. En consecuencia el alma de Fausto, merece salvarse. Del diábolo de la separación, Fausto ha llegado a la Unidad , a unificarse. Este es el significado psicológico y no sólo psicológico en el sentido de una ciencia, sino psicológico, vamos a decir, vital, de llegar a esta unificación, de encontrar este sentido que nos es necesario a los seres humanos tanto o más que el pan. No sólo de pan vive el hombre sino también de ese logos, o de ese encontrar esa unificación con el alma del mundo. De alguna manera, Fausto ha logrado conectar y recuperar su alma, justamente a través de este itinerario enrevesado.
Justamente cuando su alma ha logrado percibir el alma de lo demás y de los demás es cuando realmente ha conseguido encontrarse a sí mismo. Por lo tanto, podríamos decir que Fausto ha hecho esta meditación en la acción. Ha sido capaz de acción, pero cuidado, no cualquier clase de acción sino esta acción que ha sido la que le ha conectado, no sólo con su propia sabiduría, no sólo con esa sabiduría de la ciencia, que es una palabra latina que tiene la misma raíz que escindir o cortar, sino que además ha sido capaz de utilizar ese conocimiento para conectar, empatar, vibrar, tratar de tú a tú con los demás y con lo demás. Yo diría que estas son las claves que, al menos, a mí me han interesado más profundamente del Fausto, porque la otra lectura, la lectura de la "ética de la responsabilidad ", diría que es una lectura bastante perversa de Fausto y para lo que vale es para justificar actitudes políticas bastante perversas. Sirve para descalificar la ética de la intención afirmando que no basta, con las buenas intenciones, sino que hay que obtener resultados. Pero si obtenemos esos resultados de acuerdo con este fluir con los demás, con el fluir del alma del mundo, dirían metafóricamente los griegos, o dirían los budistas con la conciencia alaya, o, como diría la ciencia moderna, con estos arquetipos formativos responsables de las diferentes morfogénesis, es esto lo que hace que Fausto simbólicamente se pueda salvar y de alguna manera su vida, que no tenía sentido ni con los conocimientos ni con el poder, logra tener este sentido en el amor, en la empatía, en simpatizar, en definitiva, en lograr vibrar con los demás. Esta sería mi lectura de Fausto. A mí me gustaría precisar el carácter éste de lo simbólico, porque a veces parece que simbólico se opusiera a lo real. Pero yo creo que la sutura de las heridas que causa el sufrimiento inherente a la vida sólo puede ser real.
LA VIDA REAL ILUSORIA E ILUSIONANTE.
Es real saber que la vida tiene sentido o vivir en la creencia ilusoria de que la vida no tiene sentido. Yo estoy convencido de que vivimos en un Universo Inteligente y que, de alguna manera, conectar con esa Inteligencia, le hemos llamado Alma de las cosas, Alma del mundo, de alguna manera, nos hace encontrar este sentido. Diría, también, que recurriendo de nuevo a Calderón, "en el mundo, en conclusión, todos sueñan lo que son, pero ninguno lo entiende". Es decir, que la vida es sueño pero hay un despertar de ese sueño, hay, el no quedarnos dormidos en esa pesadilla. Diría que la sutura de la herida sería precisamente eso, el no creernos nuestra limitación, el no vernos encerrados en nuestra cáscara, sino todo lo contrario. Hemos tomado Fausto como este ejemplo y como él se encuentra precisamente en el aquí ahora. Pero lo único que tenemos es este aquí y ahora. Decía Bergson: " la vida, los seres vivos es duración, esto es lo que nos diferencia de todo el resto del Universo". En nuestra vida absolutamente ningún instante se repite. Si sabemos entenderlo, si sabemos despertar de este sueño, si entendemos esto que somos, que nos diría Calderón, entonces, en ese momento, es cuando estamos viviendo. Decía alguien como Wittgenstein, ingeniero y filósofo, que quien vive en el presente vive en la eternidad. Si somos capaces de ceñirnos a esa plenitud del presente, de vivir en esa conexión, en esa vibración intuitiva, como decía también Bergson, en ese aquí y ahora que se está renovando continuamente, de alguna manera hemos suturado la herida pero no ya imaginariamente, porque está Don Quijote pero está también este entender esta interconexión de todas las cosas, y por tanto, no verse ahogado, no verse condenado en esa separación, porque parece que la vida se nos presenta como esta desconexión. Yo me veo a mí como ese árbol, que hemos dicho que es independiente. Y a mí me parece que yo soy independiente pero miro mejor, me daré cuenta de que por mis venas circularán átomos de Calígula, del caballo que murió el año pasado en no sé dónde, átomos de, etc... Pero que en definitiva, donde estamos es en este Universo Inteligente y con tal de poner entre paréntesis esa abstracción en la que consiste nuestra deformación somos capaces de vivir en esa intuición.
EL SUEÑO DE LA CONEXIÓN MÚLTIPLE ONTOLÓGICA.

Cabía aquí presentar como esos estados creativos, que, en mayor o menor medida, hemos podido vivir todos, donde uno se pone a dibujar, cantar o simplemente a dejar que salga lo que sea y en ese momento la vivencia del tiempo desaparece. No hay más ya ese futuro, ese preocuparme por si van a ser 110 años o 111 o los que sean, sino, simplemente, limitarme a lo que hay, gozar hedonísticamente, no de esas abstracciones del consumo sino gozar hedonísticamente del aire que respiro, de la buena gente que está conmigo y de lo que la vida me va trayendo, sin más. Yo diría, ¿es importante el simbolismo? Sí, por supuesto, pero distinguiría entre simbolismo y fantasía. Ese simbolismo que nos conecta con el alma de las cosas, que nos hace juntar nuestros sellos y entrar en conexión y por otro lado, estaría esa fantasía evasiva de no estar. Estamos soñando con el sufrimiento. Yo diría que quizás la herida sea también una pesadilla, la pesadilla de no darnos cuenta, de no percibir, que al igual que ese árbol necesita del sol, de la tierra y de los nutrientes que esa tierra está recibiendo, de alguna manera, todos estamos interconectados y el saber vivir esto puede ser la sutura real a la herida de pesadilla.
LA INTEGRACIÓN DEL YO EN EL TODO.

Yo creo que la solución tiene que venir necesariamente por una vía de síntesis, es decir, no es posible lograr el desarrollo pleno sin esa atención a lo externo, ni es posible tampoco lograr el desarrollo pleno con una atención exclusiva a lo externo, sin atención a lo interno. Ahora bien, se ha malentendido muchas veces, por ejemplo el budismo o el yoga como esta fuga del mundo y por lo que yo sé, seguramente hay quien sepa más, el budismo no consiste, ni el yoga tampoco, en una fuga del mundo, todo lo contrario. En la perspectiva que yo he presentado el drama de Fausto se le podría entender como un bodhisattva. Un bodhisattva es, precisamente, en el ideal budista, alguien entregado a la acción, entregado al mundo, porque se supone que ha comprendido que no hay separación. Es alguien que es capaz de vivir, de captar esta interconexión de todos los fenónemos y de todas las conciencias. Hay una frase muy bonita de Valle-Inclán que dice: "si miras por todos los ojos, amarás con todos los corazones". Esto no es en absoluto una fuga del mundo sino una inmersión plena en el mundo. Es arraigarse total y plenamente en el mundo. De todas maneras, yo estoy de acuerdo en que en los países orientales han quedado muchos aspectos por desarrollar y hoy por hoy el desarrollo tecnológico que también es necesario en su medida se ha dado más en Occidente. Ante esto plantearía un esquema , en mi opinión necesario y de urgente difusión, que reconcilia las dos visiones, la de la acción y la del centramiento. Desde este esquema plantearía que la ecología tiene que extenderse a tres niveles. En un primer nivel, hablaría de una ecología individual.
LA DESCONTAMINACIÓN ECOLÓGICA DEL YO.
No olvidemos, por ejemplo que la UNESCO define que las guerras donde se inician es en el espíritu de las personas-.Por tanto la solución a las guerras, el primer lugar donde yo puedo hacer algo para lograr esa paz mundial que amenaza con destruir el planeta es en mi propia persona. Lo primero que tengo que hacer es lograr esta reconciliación interior, superar esa disociación, que yo creo que en mayor o menor medida todos vivimos, reciclar mi propia contaminación. El segundo nivel de actuación sería la ecología social. Se trataría de cuidar nuestras relaciones. Hacer que nuestras relaciones sean fructíferas, positivas, productivas. Y por último, un tercer nivel consistiría en lograr una tecnología que no sea agresiva para con el planeta. Pero quizás eso nos vuelva de nuevo al principio. Para lograr esta tecnología quizás tengamos que aprender a escuchar el fluir de ese río de las cosas, tendremos que aprender a vivir tomando los objetos, lo que está enfrente, como este estímulo para desarrollar lo mejor que yo tengo en mí mismo. Simplemente, que en absoluto la huida del mundo es un ideal.
¿HACIA UNA TECNOLOGÍA LIBERADORA DEL YO?
La situación del planeta se ve muy bien reflejada en el arquetipo de Frankestein, porque realmente la maquinaria social es ese juego de esa obra que se nos ha escapado de las manos. Pero, claro, esto hace necesario y totalmente indispensable que se produzca este encuentro de la sabiduría oriental y la sabiduría occidental. Hay que tener en cuenta los puestos de trabajo que se crean, la economía, etc. Pero hay otra cuestión que es muy importante tener en cuenta, que es ¿hasta qué punto todo este confort está realmente funcionando para lo que se crea, es decir, para facilitar la vida de las personas o, al contrario, está engendrando más alienación? Porque yo estoy muy de acuerdo en que todos estos datos hay que tenerlos en cuenta, que no se puede vivir en las nubes, que hay que vivir presente, en los datos, que nos facilitan en conocimientos “objetivos”. Pero, ahora bien, las posibilidades liberadoras, en principio de la técnica, realmente ¿se viven así? Desde quien se supone que debiera de ser el disfrutador de esa técnica o no y yo creo que ese sería el tema de la reflexión. Es decir, nos vivimos más realizados o nos vivimos más alienados.


¿UN DRAMA CÓSMICO?
Efectivamente, de hecho, este drama, que es un drama cósmico, para el que hay muchas maneras de contarlo. Este drama de la separación, de alguna manera es si queréis el problema del desarrollo de la consciencia. Hay un tema que, de alguna manera se nos queda en el tintero, pero ¿quién decide o no decide o se ve llevado por la vida a salir de la superficialidad o al plantearse su vida desde una perspectiva diferente? Decía uno muy famoso que cuando se plantea este problema, cuando nos planteamos este problema comenzamos como los camellos o como los burros, queriendo cargar sobre nuestros lomos cuantos más males mejor, queriendo resolver nuestra inquietud, separación, escisión, comprensión del dolor que vemos a nuestro alrededor. Algo que, de alguna manera todos hemos experimentado, en la medida que hemos ido creciendo, hemos visto estas contingencias y nos hemos ido frustrando, y como reacción nos planteamos el cargar todos los males sobre nuestras espaldas: la vía del camello, la vía del burro.
HACIA EL REENCUENTRO DE LA INFANCIA REVIVIDA
Si profundizamos en esta vida, podemos llegar a la actitud del león. La actitud del león es la del que se enfrenta a las injusticias y dice: "no me crean los puestos de trabajo, pues vamos y le hacemos esto, lo otro, y lo de más allá", pero yo diría que la única vía, viene por ese reencuentro de volver a ser niños, otra vez. De volver a sentir frente a esa contingencia, esa conciencia amorosa, de ser de nuevo un niño, espontáneo, vital, creativo, pero en mi infancia esto se produce de forma inconsciente. Se trata de revivir esa espontaneidad y esa plenitud y esa creatividad pero de forma consciente.
LA FUSIÓN AMOROSA CON EL MUNDO.
La sutura amorosa con el mundo, de ser capaz de entregarse a ese abandono con el que juega el niño, que no huye de nada, sino que se va encontrando con lo que se encuentra pero, claro, en este caso, vivido desde la consciencia, vivido desde este desarrollo adulto. Podríamos decir que los lenguajes que hemos manejado aquí, que alfa y omega coinciden, o podríamos decir que, de alguna manera, en una expresión que acuñó Panniker, que el desarrollo es retroprogresivo, y que de alguna manera, el principio y el final, coinciden, que, de alguna manera, se trata de volver a ser niños. Pero algo se ha ganado en el camino, en todos esos desengaños, en todo ese trabajo que se ha ido enriqueciendo con toda una experiencia, con una andadura.
LA VIVENCIA COMPRENSIVA E INTEGRADORA DE LO EXTERIOR EN EL INTERIOR DEL YO.
Respecto a la vivencia de lo exterior, donde vemos esta mesa, parece que está aquí. Pero esta mesa, donde la estamos percibiendo, todos, cada uno, es en nuestros centros sensoriales . Sin esa vivencia, esta mesa en sí, es un conjunto de átomos, pero la mesa la estamos percibiendo desde aquí. Pero por no ser demasiado prolijo, yo diría que la clave para suturar esas heridas, está no en las cosas, sino en cómo vivimos las cosas.




LA FANTASÍA REACTIVA Y EVASIVA FRENTE A LOS PROBLEMAS DEL MUNDO. ¿CARENCIA DE IMAGINACIÓN CONTROVERTIDA Y TRANSFORMADORA
La evasión a través de fantasías reactivas es una forma adquirida. Esa manera de evadirse tiene sus consecuencias porque es una cerrazón ante el mundo. Exactamente como quien se forma un carácter reactivo y siempre está como el león, que yo no sé por qué pero me opongo, no sé de qué va, pero me opongo. Y esta reacción, esta respuesta de oponerse, de protestar, cuando es adecuada, cuando está en consonancia con el aquí ahora, con el instante, es algo muy sano, o, por el contrario, puede ser la reacción de sumisión, querer cargar con todos los problemas del mundo, este complejo de Atlas. La sumisión, en determinadas circunstancias tal vez pueda estar bien, pero lo que no es ser libre es actuar mecánicamente. Por ejemplo, cuando yo tengo un problema ¿qué hago? Me voy a mis fantasías, me voy a Haway. Eso sería, al menos, desde mi perspectiva, cambiar la vida por un sucedáneo de la vida y lo malo es que esto no es posible y nos crea dolor, nos crea esta pesadilla de la que hablábamos antes. Lo único que nos puede sanar, es la vida misma, el vivir la vida amorosamente, con ese amor que, espontáneamente, surge de todos los seres vivos por la propia inteligencia del Universo. Dicen los físicos que el Universo se expande, pues bien, nosotros, cuando nos dejamos llevar, también.
LA FANTASÍA REACTIVA Y EVASIVA FRENTE A LOS PROBLEMAS DEL MUNDO. ¿CARENCIA DE IMAGINACIÓN CONTROVERTIDA Y TRANSFORMADORA
El egoísmo es un impedimento para ésta expansión. El egoísmo no permite la expansión, se contrae y quiere meter demasiadas cosas en un sitio muy pequeño. Un ego fuerte también es importante tenerlo. Cuando uno hace una obra de teatro, tiene que hacer esa obra bien, tiene que representar su papel coherentemente, claro esto es diferente del egoísmo. El egoísmo nos impide vivir esa expansión, por eso desde el ego es imposible que se de una auténtica expansión, desde el ego lo que se da es contracción, contracción y contracción. Al menos, esa es mi experiencia. La expansión de ese fluir se da en el instante de la vivencia del aquí-ahora. Y, efectivamente, creo que se puede vivir como esa claridad en la que todas las cosas aparecen. Pero, efectivamente, podríamos decir que serían como las capas de una cebolla, en la que al final, lo que hay es, simplemente luminosidad, no hay ningún sujeto permanente, substancial, detrás de todo esto.
Antonio Lameiro

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